Qué pasa en el cuerpo cuando se deja de fumar

Dejar de fumar requiere fuerza de voluntad, pero vale la pena
Dejar de fumar requiere fuerza de voluntad, pero vale la pena

Existen muchos motivos de por qué dejar de fumar. Hasta un tercio de los fumadores intenta dejarlo, pero no es tan fácil como parece y muchos de ellos recaen. Veamos entonces algunas razones de motivación que quizás ayudarán para no volver a empezar de nuevo. Así reacciona el organismo cuando dejamos de envenenarlo con el humo del cigarrillo.

Apagar el último cigarrillo y estar llenos de resolución. Bien. A partir de ahora empezamos a alargar nuestra vida, ya que en los fumadores existe una probabilidad tres veces mayor de morir antes de los sesenta por culpa de diversas enfermedades pulmonares, de corazón, de vasos sanguíneos, hígado, riñones, tumores etc. Fumar perjudica todos los órganos sin excepción, incluyendo los huesos, cabellos, dientes, piel, uñas, aliento y curación de heridas.

Qué pasa en el cuerpo cuando no fumamos

Eso ya lo hemos oído muchas veces. Pero esta vez vamos a ver lo que pasa en el organismo si se deja de fumar.

20 minutos: se restablece la tensión sanguínea y el pulso en valores normales y al contrario aumenta el riego por sangre de las manos y los pies.

8 horas: el contenido de monóxido de carbono baja a la mitad y el nivel de nicotina el 90 %.

10 horas: en este momento se empieza reducir levemente el riesgo de padecer infarto y la cantidad de oxígeno en sangre vuelve poco a poco hacia sus valores normales.

1 día: el cuerpo ya eliminó el monóxido de carbono y ya que se está limpiando el sistema respiratorio, empezamos a tosemos. El cerebro está desesperado y necesita otra porción de veneno.

Quitarse la costumbre duele, pero beneficia

2 días: el organismo se deshizo de la nicotina. El olfato y el gusto mejoran levemente. Las terminaciones nerviosas empiezan a regenerarse, pero al mismo tiempo crece el nerviosismo y la irritabilidad.

3 días: respiramos con más facilidad, porque se ha aliviado el apretujamiento espasmódico de los bronquios por la influencia de los venenos que se eliminan a través de la orina. Se profundiza la capacidad de los pulmones. Crece la sensación de intranquilidad y viene la primera crisis seria.

1 semana: aproximadamente tres veces al día sentimos unas intensas ganas de fumar. No estamos de humor, vivimos sensaciones de ansiedad y depresión. Nos duele la cabeza y no podemos con el estrés.

3 semanas: si antes éramos fumadores medios, se reducen los ataques de ganas de fumar a dos por día. Tenemos mareos, dormimos peor y no sabemos descansar. Pero también baja el riesgo de sufrir accidentes de corazón y mejora el funcionamiento de los pulmones.

Un mes es una frontera muy importante

1 mes: las encías necesitan todo este tiempo para volver a su estado normal de riego por sangre. Poco a poco se va la irritabilidad y vuelve la tranquilidad, mejora la concentración y se empieza a dormir mejor.

2 – 3 meses: mejora el riego por sangre de los miembros y desaparecen los típicos dolores de opresión en las pantorrillas. Podemos correr con más facilidad y nos cansamos menos. Si hemos engordado algo, no se debería notar mucho.

4 – 9 meses: sucesivamente se va yendo la tos crónica. Junto con ella también el ahogamiento, las ronqueras y el silbido en los pulmones. Enfermamos menos porque las vías respiratorias se regeneran. Tenemos mucha más energía.

¡Y después de años!

En un año se reduce el riesgo de sufrir enfermedades de vasos sanguíneos, ataque de corazón y accidente cerebral hasta la mitad. Mejora el sistema inmunológico y los virus no pueden con nosotros tan fácilmente.

En 5 años baja el riesgo de infarto de miocardio a la mitad.

En 10 años se reduce la posibilidad de contraer cáncer de pulmón hasta la mitad. La probabilidad de tener infarto ahora será igual que en los no fumadores. Lo mismo vale para el cáncer de páncreas y formación de diabetes. Y a partir de ahora empieza a bajar el riesgo de creación del cáncer de esófago, boca y garganta.

En 13 años: la probabilidad de que se nos caigan los dientes es ahora igual que en los no fumadores.

En 15 años: el sistema cardiovascular ha logrado recuperarse hasta tal forma que ahora parece que no hayamos fumado nunca.

Dejar de fumar también beneficia el bolsillo

Digamos que nos cascamos una cajetilla al día. Si dejamos de fumar, ahorramos por lo menos tres euros al día.

En un mes son 90 euros.

En un año 1.080 euros.

En  40 años más de 43.000 euros.